Tú pones el vino.Yo los snacks.
 
Tiempo de lectura: 3 min 49 seg

Hola querida,
 
Vuestro feedback de ayer me sorprendió y me hizo feliz a partes iguales. Me encanta saber que mis cartas te gustan. O que estás enganchada a ellas como a tu serie favorita de Netflix. Menudo regalo me haces. Gracias.
 
Quería que este email fuese directo, eficaz y cortito. Algo así como un picoteo antes de la cena. Pero me ha quedado más bien una recena distendida. Puedes ir abriendo la botella de vino.
 
Hoy voy a contarte los pasos que hemos seguido para auditar nuestra empresa. Y facturar más y mejor. Todo en formato snack. Sencillo y alcanzable.
 
Contexto. O historia. Tú mandas.
 
El año pasado terminó para nosotros en el punto opuesto a como empezó. Enero de 2021 fue el mes más triste de mi vida. Tenía una depresión enorme. El Día de Reyes nos despertamos solos en un piso barato lejos de nuestra familia. Sin regalos. Sin ilusión. Y con ganas de tirar la toalla. Puede que para ti el 6 de enero sea un día más, pero en mi caso, es el día en el que me permito ser una niña durante 24 h. Total, que toqué fondo. Nunca había estado tan mal. Mi madre, como todas las madres, es capaz de sentirme a km de distancia. Supo que algo no iba bien. Y se presentó en mi casa por la noche. 200 km. Yo no la esperaba. Por eso cuando llamaron al timbre la vida se me iluminó. Te puedes hacer una idea de lo que lloré al verla. Creo que algo intangible ocurrió en nuestro abrazo. Porque todo comenzó a mejorar desde ese instante. Agradecí que siguieran vivos. Que pudieran venir a verme cuando estaba vulnerable. Y dejé de sentir que mi vida era una mierda. Si por casualidad te encuentras en este punto, sé que no existen palabras de consuelo, pero te abrazo. Todo saldrá bien, te lo prometo.
 
Como veníamos de sentirnos tan tristes con nuestro proyecto, en cuánto tuvimos dinero decidimos invertir en él. Podríamos habernos comprado un terreno. O un piso barato y ponerlo en alquiler. Pero entonces, hubiésemos vuelto al punto de partida. Y no queríamos eso. Preferíamos escalar el proyecto. Y con su facturación, comprarnos el terreno, el piso y el local. Bueno, y la casa palacio para patrocinar artistas. Guiño, guiño.
 
La primera pregunta
 
¿En qué invierto?
 
En formación. Contrata a personas que estén donde tú quieras estar. O profesionales que tengan autoridad en eso que tú no controlas. Te van a dar justo la perspectiva que necesitas para avanzar.
 
Otra opción: Haz cursos. Es importante que los profesores te inspiren. Y que hayan pasado tu filtro de calidad. No compres desde la carencia y el miedo. Hazlo desde la abundancia → ¿Creo que este curso me va a inspirar? Si la respuesta es sí. Dale. Siempre.
 
Si puedes permitirte los servicios de una mentora, contrátala. Esta figura da un vuelco enorme a tu negocio y te pone las pilas. Con su ayuda encontrarás la forma de pagarle a ella y a ti misma.
 
Nosotros lo hicimos. Y qué cambio.
 
Si aún no es tu momento, te recomiendo un libro: Eres una chingona haciendo dinero, de Jen Sincero.
 
El siguiente paso después de invertir es mirar hacia dentro. Esto sirve. Se queda. Esto no. Fuera.
 

Los snacks
 
1. Establece objetivos. 
 
A corto, medio y largo plazo. A mí me va guay mensual, trimestral, semestral y anual. Y hago revisión los días 31 de cada mes. Con Notion, claro.
 
2. Revisa lo que ya tienes.
 
Te lo explico con nuestro ejemplo.
 
Problemas.
 
→ Los proyectos se dilataban mucho en el tiempo. Dejando poco margen para trabajar con nuevas marcas. Vamos, que estábamos perdiendo dinero.
 
Razón: las clientas se atoraban en la gestión de los textos web y después de varios meses, acababan contratando a una copy.
 
→ Queríamos llegar al mayor número de personas posibles, pero tardábamos media vida en deletrear nuestro nombre E-H-L-O-I-S-S-E. ¿La "h" dónde va? ¿Son dos "s" o dos "e"? Nadie nos encontraba a la primera en instagram. Nadie. Vamos, que estábamos perdiendo dinero. Otra vez.
 
→ Nuestra ausencia en redes. Silencio. Crí, crí, crí. En 2020 nos funcionaron muy bien los tips, y sabemos que somos buenos formadores. You know. Estábamos perdiendo dinero otra vez.
 
Soluciones
 
→ Hemos mejorado el portal de cliente. Y desarrollado todos los procesos internos. Así sabemos qué automatizar y qué tareas requieren de nuestra presencia.
 
También me estoy certificando en copywriting para poder ofrecerle un servicio 360° a mis clientas.
 
→ Sí, ¡hemos cambiado de nombre! De momento es un secreto a voces. Y antes de hacerlo público queríamos contártelo a ti. Ahora somos HARENA y el storytelling de marca, te lo cuento en otra carta.
 
→ Compartir contenido de valor mola. Pero los likes a palo seco, nos desmotivaban un poquito. Alerta spoiler: ¿puede que tengamos alguna formación debajo de la manga?
 
Mañana y como conclusión de todos estos cambios te contaré qué pasará con Harena a partir de septiembre. Además, estoy buscando la manera de hacerte un regalito.
 
¿Te veo por aquí?
 

 
 
Yo ya me he terminado el vino. ¿Cómo vas tú?
 
○ Si alguno de mis mensajes te resuenan, me encantaría que los compartieras en tus stories. Recuerda etiquetarme en @lelepastor
○ Ahora mismo cabemos en un restaurante, pero quiero llenar un parque de atracciones. ¿Me ayudas?. Puedes usar este enlace.
○ Si has llegado por un enlace y quieres recibir la próxima carta suscríbete
○ Si me has escrito un mail y aún no te he contestado, ojo a tu bandeja de entrada :))))
Image item
Instagram
Pinterest
spotify