Crónica de Martes a la tarde/noche:
¿Qué hago? ¿Me sumo, no me sumo?
Estoy cansada, fue un día difícil, no por nada puntual sino por la suma de cosita trás cosita
Vito a todo esto está en huelga de siesta y se pasa de revoluciones. Hice varias cosas por la mitad y comimos porquerías por falta de planificación. La heladera está vacía. Amo cocinar pero odio hacer las compras ¿Conocías eso de mí?
¿Qué hago? ¿Me conecto o no me conecto? me pregunto de nuevo.
Me duele la cabeza.
Necesito poner el cerebro en remojo y no pensar en nada.
Con mucha pena y después de 300 idas y vueltas mentales, mando mensaje al grupo de escritura para decirles que hoy no me conecto, que les mando un beso a todas.
Es quincenal y me da un poco de culpa faltar, pero es una clase que requiere mucha presencia y no es para estar con el WhatsApp boludeando al lado. Me daría vergüenza hacer eso en vez de estar prestando atención a mis compañeras.
Decido faltar entonces.
Termino de mandar el mensaje y veo que Vito se acaba de quedar dormido arriba mío.
¿Ahora vito?? Bueno, ya fue, nos quedamos los dos haciendo fiaca un rato en la cama. Mañana será otro día.