Newsletter #3
 
Cuando definí mis no negociables, todo se sintió más liviano
 
Hola First name / friend,
 
Y todo gracias a haber sentido celos del “sofá gris” de mi oficina.
 
Esta semana, mi hija, que pronto cumplirá 6 años, después de muchísimo tiempo, volvió a pedir hacer su siesta en brazos. Está creciendo, se “está estirando”. 
 
Pude estar con ella, apapacharla, realmente presente en el momento.
 
Agradecí infinitamente.
 
Recordé entonces aquellas tardes hace 4 años atrás. 
 
En ese entonces mi hija simplemente se levantaba de siesta, y quería hacer otra más, pero en brazos, no había cabida para nada más.
 
Si bien trabajaba remoto, mi empleo como gerente regional demandaba unas 60 horas en promedio semanales.
 
Tenía una cuidadora en casa, pero ¿qué hacer cuando mi ternurita recién levantada se escabullía a mi oficina y simplemente se acurrucaba?
 
Imposible resistirse.
 
Así que, con un sólo brazo, y con mi pequeña dormida en el otro, seguía trabajando.
 
Pero se da un momento que jamás olvidaré.
 
Era una tarde de viernes, de esas en las que, como siempre, se suponía debía salir más temprano. Y preciso la cuidadora no estaba en casa.
 
Mi hija se despertó una tarde de siesta, quería seguir durmiendo. Sin embargo, debía terminar dos entregables para poder desconectarme y llevarla luego al parque.
 
Apenas la cargué, ella sintió mi ansiedad, y lo confieso, ¡estaba exhausta!
 
Así que buscó su almohadita, su osito, y se recostó en el “sofá gris” de mi oficina y quedó profundamente dormida otra vez.
 
En el momento, me pareció una solución, ¡perfecta! Hands free mode! Y claro, pude terminar lo que debía hacer.
 
Sin embargo, no fueron sólo una, sino varias (demasiadas) tardes en que sucedió lo mismo. 
 
Mi hija seguía durmiendo su segunda siesta en el “sofá gris”.
 
Hasta que llegó el día en que me percaté de que me estaba privando de acunar a mi bebé mientras seguía trabajando y sentir su calorcito. Un momento que era único,  y que formaba parte de los recuerdos de crianza.
 
Y de inmediato sentí celos de aquel “sofá gris”. ¡Me había “quitado” el calorcito de mi bebé!
 
¿O… había sido yo quien se había privado de ese momento por estar totalmente extenuada?
 
Ya que, desde hace varios meses, estaba en una búsqueda activa de un nuevo empleo. 
 
Sí, mientras seguía con el tempo de más de 60 horas semanales.  
 
Y criaba al mismo tiempo.
 
Supe que tenía creencias de vida que eran (y siguen siendo) totalmente innegociables para mí.
 
Me percaté de que la gran mayoría de las posiciones a las que ya había aplicado no se alineaban con estas en lo absoluto.
 
Y que hubiese reducido a menos de la mitad mis esfuerzos si hubiera considerado mis valores y no negociables de antemano.
 
Este aha-moment me ayudó a quitarle la Presión a mi Intención de encontrar otro empleo.
  • Valorando más la calidad que la cantidad de aplicaciones.
  • Realmente “Aplicándome al Aplicar”.
Y aceptando que al ser: Consistente, Perseverante y Paciente, le daría aún más propósito a mi búsqueda de trabajo.
 
La haría más suave, más liviana.
 
Y tú también puedes, y mientras sigues trabajando, darle intención a la búsqueda de ese nuevo empleo.
 
Si lo anterior resuena contigo, estaré encantada en acompañarte si me lo permites.
 
¡Hasta muy pronto!
 
Gisselle
 
Gisselle

 
Quiero que sepas que sí es posible buscar un nuevo trabajo con estrategia e intención, sin caer en agotamiento, ni convertir esta búsqueda en otro trabajo más.
 
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