Hola First name / amigo(a),

 

¡Bienvenido(a) al nuevo episodio de Líder de hoy! No importa en que área te desempeñes, todos hemos sido llamados a ser líderes. Este es un blog de liderazgo práctico y eficaz para . ¡Te animo a qué continúes leyéndome!

 

Durante mi adolescencia, viví en la majestuosa Sierra de Chihuahua, donde nuestras aventuras de campamento siempre incluían la tarea fundamental de mantener viva la fogata. El fuego era una fuente de calidez y supervivencia en medio de la naturaleza implacable. Requería atención continua, alimentándola con leños para evitar que se extinguiera.

 

Tú y yo compartimos una similitud con esa fogata; debemos mantener viva la llama de la visión que nos impulsa. La motivación, por más valiosa que sea, es efímera, ya que depende de factores externos para mantenernos en movimiento. Cuando nos basamos en la motivación, nuestras acciones están vinculadas a las recompensas externas, sea un cheque o un bono. En cambio, la inspiración es un fuego interno que nos impulsa desde lo más profundo de nuestro ser. Cuando nos dejamos guiar por la inspiración, nos comprometemos con un propósito más valioso que lo material. La motivación nos empuja hacia adelante, pero la inspiración nos atrae hacia la meta de una manera inquebrantable.

 

A diario nos vemos desafiados a encontrar esa inspiración interna que nos mantiene en marcha hacia adelante, y que también anima a nuestros equipos a perseguir nuestras metas. La inspiración interna debe superar la búsqueda de riqueza, seguidores o fama; debe estar arraigada en un propósito que trasciende lo superficial.

 

 

Todos enfrentaremos a situaciones difíciles, resistencia, desánimo y más. Es en esos momentos críticos que debemos mantenernos firmes. Angela Duckworth, autora del libro "Grit", resalta la importancia de no claudicar y persistir hasta alcanzar el éxito. Ella sostiene que mientras el entusiasmo puede ser común, la perseverancia es un rasgo escaso.

 

Debemos adoptar la mentalidad de que cualquier tarea que emprendemos será llevada a cabo hasta el final. Los mejores líderes se rehúsan a rendirse y el abandonar una tarea puede dejar una marca permanente en nuestra vida. Personalmente, recuerdo que en mi juventud disfrutaba del básquetbol (baloncesto), aunque no era particularmente talentoso. Mi posición en el equipo era la de banca derecha, lo que significaba que solo jugaba unos pocos minutos al final de los partidos, y eso solo si llevábamos una ventaja astronómica. Lamentablemente, abandoné el equipo, una decisión de la que me arrepiento hasta el día de hoy. En el liderazgo, ya sea en el ámbito familiar, religioso o empresarial, el claudicar no es opción, sin importar cuán desafiante se torne la situación, debemos permanecer presentes.

 

En la historia bíblica encontramos ejemplos inspiradores de aquellos que persistieron contra viento y marea. Uno de los valientes de David se llamaba Eleazar, quien se recuerda por su perseverancia inquebrantable. En una batalla en la que todos abandonaron el campo, él permaneció firme. Persistió tanto que su brazo y su mano se le acalambraron al punto de no poder soltar su espada. Fue gracias a esta tenacidad que Dios otorgó una gran victoria.

 

Las victorias no siempre pertenecen al más fuerte, al más inteligente, o al más talentoso, muchas veces son conquistadas por aquellos que persisten; los que se niegan a darse por vencidos.

First name / Amigo(a), Dios tiene un gran futuro para ti y para mí. Fijemos nuestra vista en ello y luchemos por alcanzarlo. Busca tu inspiración, no claudiques y recuerda que la potencial de tu liderazgo se refleja en tus hábitos.

 

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Tu amigo,