Me desperté por primera vez sin angustia. No solo eso, sino con ganas, feliz y deseante de hacer. Recuerdo estar en la cama, levantarme despacio, hacerme un cafecito y pensar, wow! y ahora!? Habitaba una sensación liviana y hermosamente expansiva.
Venía de meses anteriores donde se me hecho todo muy cuesta arriba.
Ese 23 de mayo del 2017 marcó un antes y después.
Después de mucha búsqueda (y valentía) me permití ir por un camino en el que pueda ser yo misma, sin máscaras, disfraces ni mandatos asfixiantes.
Hay varias cosas de las que me arrepiento en la vida, macanas heavies que me mandé o cosas que directamente si pudiese volver el tiempo atrás, las haría completamente distintas.
Pero para este proceso puntual, solo tengo palabras de agradecimiento a mi yo del pasado. Esa que se arremangó y nado a contracorriente para buscar un lugar que se sienta bien.
(Gracias Flor del pasado.
Iría y te/me abrazaría)
Ahora para vos:
¿En qué lugares te sentís vos misma?
¿En cuáles no?
¿Por qué te gustaría que tu yo del futuro venga a agradecerte hoy?
Me parecen hermosas preguntas para pensar.