Hola! soy Flor Carvutto, acompaño a mujeres  profesionales a reinventarse y encontrar cuál es ese nuevo trabajo que las enciende y llena su vida de disfrute y sentido.
De repente no sé en dónde estoy
Quiero arrancar este news con una analogía muy particular. Teneme fe que después vamos a ir a preguntas bien concretas para pensar y activar. Estoy 90% segura que esto, alguna vez te pasó. (Si estás dentro del 10% restante y querés podes contestarme el mail)
 
¨Estás en la playa, es un día soleado, lindo y lo suficientemente caluroso como para meterte al mar. Entrás, saltas un par de olas y te quedas ahí haciendo piecito en el mar. El tiempo pasa pero no te das cuenta, (Dejaste el celu en el bolso y no llevás reloj). De repente miras hacia la orilla pero no ves tu sombrilla. Estás desconcertada, saltas una ola, volves a mirar y nada. Son todas de otros colores y formas. No reconoces ni el balneario en  dónde dejaste todo. ¿Qué es ese edificio? pensás. Entras un poco en desesperación…. salis del mar como podés. Una ola te rompe justo atrás y trastabillas un poco. Llegas a la arena y nada, ¿dónde está mi sombrilla? ¿Para dónde voy?
 
¿Qué pasó? Acá te pregunto a vos.
¿Qué te imaginás lo que sucedió?
 
Lo que pasó fue la corriente. Despacito, despacito te fue llevando. Vos estabas en el mar distraída y no te diste cuenta. Pero de repente estás a 300 mts y no reconoces en dónde estás parada. No sabés ni siquiera si ir a la izquierda o a la derecha. 
 
En ese momento 
¿Te animás a preguntar, o te la jugas sola?
¿Cuánta verguenza te da decir que no sabés donde estás?
¿Sos de desesperarte o de tomar esto con más tranquilidad?
 
A mi esto me pasó un montón. A veces el mar realmente te va llevando y no te das cuenta.

Te comparto todo esto, porque esta analogía apareció mucho en las mujeres que se sumaron a la última edición de Fan de los lunes. La vida tiene su ¨corriente¨ propia. Por un lado está el ¨camino preestablecido¨, que nos dice, estudias, trabajas, te pones en pareja, tenés un hijo, te perfeccionas en el trabajo etc etc, combinado con la rutina del día a día que tiene ese efecto de adormecimiento, me animo a decir. Que el cole, la vianda, las reuniones de trabajo, el cumpleaños de fulanito, el trámite de la no se que cosa, etc, etc etc. 
 
Y a veces pasa, que cuando paras un segundo y querés volver a vos, no tenés la más pálida idea de dónde estás ni de qué querés.  Te desconoces.
 
Reencontrarse con una misma no siempre es fácil, porque acá ni siquiera se trata de volver a la sombrilla, no hay referencia visual posible, ni siquiera podés preguntarle a otro para donde ir. El camino es hacia adentro y hay muchas distracciones que hacen esto difícil de sostener.
 
Para pensar:
 
¿En qué cosas te desconoces?
¿Qué elementos crees que componen la corriente submarina que te aleja de vos misma?
¿Qué acciones concretas se te ocurren para contrarrestar este efecto de distracción y adormecimiento?
¿A qué te querés comprometer?
 
Pum,
listo
 
es todo por hoy ; )
 
Nos leemos pronto,
Flor

 
 
 
 
 
 
Antes de cerrar  : )
 
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