Pero para esto necesito contarte un poco la dinámica habitual de casa.
La alarma suena a las 7 am puntual. En medio de la oscuridad pego un manotazo para apagarla. Me quedo uno o dos minutos en la cama y salgo. Como soy bastante friolenta ya tengo preparado al lado de la mesita de luz el abrigo y las pantuflas. A medida que voy caminando voy prendiendo las luces. Pasillo, comedor diario, cocina.
El silencio de las 7 am es hermoso. Todos duermen (hasta masala que a esa hora está desmayada en el sillón o en alguna de las camas) Mientras pispeo el jardín de atrás y adivino cómo va a estar el clima de hoy prendo la cafetera y espero. (A veces me hago una tostada, a veces no).
Con el cafecito en mano digo el primer ¨Arriba Vito!, arriba Dami¨. En general ninguno hace acuse de recibo en este primer llamado.
Y he aquí el hecho trascendental que lo cambió todo (?)
Normalmente me hubiese llevado el café al living y boludeado un rato con instagram mientras esperaba a hacer el segundo llamado cual mujer despertador. Pero ese día en cuestión vi la pila de libros en la biblioteca y dije: ¿Y si leo?
Flor del pasado: Mmmm, 15 minutos? No es nada.
Flor del pasado: Pará, me parece una buena idea, aprovechemos la paz de este momento. Total, después tenes todo el día para boludear con el cel.
Y así fue como agarré Desafiando la tierra salvaje de Brene Brown que me había comprado esa semana y arranqué a leer.
Esos 15 minutos que suceden entre el primer y el segundo llamado de despertador se transformaron en un espacio sagrado. La casa está silenciosa, tengo un café en la mano y estoy leyendo algo que me encanta. QUE PLACER! Lo mejor de todo es que ni siquiera me levanto más temprano para hacer esto. Cambié un hábito que no me sumaba para nada por otro que honestamente me encanta.
Dependiendo del humor con el que me levante leo una cosa o la otra. Así fue como terminé el libro de Brene como también decididas de Flor Freijo y La casa de nieve de Mónica Zwaig (préstamo de mi hermana y próximo a devolver).
De a poco fui avanzando con los libros y enganchándome cada vez más. La verdad es que me cuesta soltarlos a los 15 minutos pero bueno, el deber de la mapaternidad llama y la dinámica del jardín de vito arranca.