Pero bueno, la verdad es que te cuento esto porque en el momento en el que vito tan livianamente tiró su chupete yo por dentro pensé, uh, ahora me toca a mi.
La cuestión es que yo tenía otro chupete de repuesto en el placard. Y si bien estaba segura de que no se lo iba a dar pues la decisión ya estaba tomada, ahora de alguna forma me tocaba a mi.
Tirar el chupete era decime que ya no era más un bebito. Soltar ese chupete era aceptar que una etapa hermosa había llegado a su fin.
(Porque digamos la verdad, a veces somos nosotras mismas las que frenamos algunos cambios en nuestra vida)
Confieso que me llevó un par de días decirle adiós al chupete B. En ese interín terminé de hacer mi mini duelo y finalmente el domingo a la tarde, mientras Vito estaba en el cumple de una compañera del jardín fui al tacho, agradecí a este compañero de aventuras y le dije adiós.
¿Me emocioné? Si
¿Me costó? Un poco
pero ¨que se venga lo nuevo nomás¨. Vito me mostró que el está listo.