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Cuando el otro nos pone el límite
Hace un par de días le pedi permiso a Meli para abrirte este pedacito de su historia. Quería compartirtelo porque sé que vernos en las historias de otras personas nos ayuda a iluminar ciertos nudos que solas no podemos terminar de desatar. Después de todo, no somos tan distintas.

A lo 18 Meli estudió una carrera que la entusiasmaba pero después de recibida se sorprendió (para mal). Se dio cuenta que la salida laboral tradicional que esa formación le daba no era algo que la entusiasmaba, sin embargo, como muchas de nosotras no lo cuestionó mucho, aceptó y siguió ese mismo camino..
 
(En el medio pasaron
años
años
años y más 
años)
 
(con
desgaste
desgaste
desgaste y más
desgaste)
 
Hasta que en un día que parecía ser uno más del montón, su pareja le dió una especie de ultimatúm:
¨O renunciás, ó te dejás de quejar¨
Escuchar eso fue una especie de baldazo de agua fría.
¿Tanto me quejo? se preguntó.
 
Aparentemente sí, 
un montón.

Creo que a veces nos cuesta tomar real dimensión del impacto que tiene nuestro trabajo en todos los espacios que son ¨fuera del trabajo¨. 
 
Btw: El finde de santa rosa vimos la serie Severance (dios mio!). Te la comparto porque de alguna forma habla de esto.
 
Ahora te cuento como siguió la historia de Meli, pero si vamos un ratito a vos, ¿Qué te pasa con la queja? ¿Sos de quejarte? ¿Cuánto? 
 
¿Te animás a preguntarle a los demás cómo te ven con este tema? Quizás te sorprendés.

Ese últimatum picante a Meli la despabiló, se dio cuenta de algo pesado. La queja venía arraigada a otra cosa. Nunca en su vida había pensado que renunciar era una opción. Estaba entregada y resignada a ese camino profesional.
 
Durante un año se preparó, (porque sabemos que una renuncia es mucho más que una renuncia, se mueven muchas cosas) y finalmente cerró ese ciclo, se despidio y renunció.
 
Ahora nos pregunto,  ¿Cuántos años nos quedan por delante? ¿Qué queremos hacer con este tiempo? ¿Qué nos permitimos? ¿Qué creemos posible?
 
Para cerrar, te comparto el mensaje que me mandó esta semana Meli cuando le pedí permiso para contarte su historia por acá.
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Nos leemos el próximo domingo,
 
Un abrazo
Flor
 
 
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