Entre nos, me encantaría decirte que empece a manejar porque un día me levanté, me vi al espejo y me dije a lo Loreal ¨Yo me lo merezco¨ pero no, empecé a manejar por presión y porque no me quedó otra.
Era un martes, llovía imposible y había que llevar a Vito al jardín. Ir caminando no era una opción. Aun siendo ¨mi día de llevarlo al jardín¨ le pedí a Dami que lo lleve, pero me dijo NO. Se lo pedí dos veces más. Él sabiendo lo que me costaba subirme al auto, me volvio a mirar y me dijo ¨no, hoy te toca a vos¨.
(Confieso: No fue un momento muy feliz pero sí necesario)
Que vito se quedara en casa claramente no era una opción, así que puteando un poco y con un vértigo tremendo lo subí a la sillita del auto y salimos.
Y así empezó la aventura, primero al jardín (que queda a unas 10 cuadras), luego la vida nos llevó a sesiones semanales de fono a colegiales (unos 5 km), cenas con amigas, ir a ezeiza en plena hora pico a buscar a Dami cuando volvió de China.
De a poco fui ganando confianza y kilómetros.
Estacionando en lugares super libres y otros más bien complicados.
Salí con lluvia, sol, de día y de noche.