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Animarse a pedir ayuda
Escribir este news me costó un montón, (ya vas a ver porqué). Di muchas vueltas y culpé al cansancio de fin de año, pero era otra cosa, era poner palabras y abrir un espacio vulnerable para mi.
 
Lo hago porque cuando Flor Sichel lo hizo a mi me sirvió un montón. (Gracias Flor)
Lo hago porque quizás a vos este tema no te atraviesa pero lo puedas llevar a otro que si.

Reconocer que hay algo que nos cierra o que no se siente bien es un montón. De verdad, lo es. 
 
Me atrevo a decir que es uno de los pasos más difíciles que hay. Porque el salto que hay entre ¨estoy bien¨ (aunque no lo estemos) a ¨ me pasa esto y siento tal o cual cosa¨ es gigante.
 
Lo solemos demorar porque todo esto implica sincerar que acá duele.
 
Minimizamos el gran avance que es nombrar. Nos cuesta considerarlo como un avance (porque creemos que nada cambió) Pero si tomamos perspectiva, podemos distinguir que algo sí cambió (y mucho!)
 
Porque para cambiar, hay que reconocer. 
No hay cambio sin reconocer profundamente lo que (nos) pasa.
Aunque duela, nombrar nos dice que estamos en el camino correcto. 
 
 
En el news de la semana pasada contaba que mi mayor logro del año no tenía que ver con lo laboral. Bueno, el mayor desafío de mi año tampoco tuvo que ver con lo laboral, pero te lo comparto porque todo tiene que ver con todo. 
 
El mayor desafío de este 2024 fue aceptar que Vito necesitaba ayuda para poder comunicarse mejor. Tenía casi 3 y hablaba muy poco (bah, hablaba un montón, pero se le entendía poco o nada). 
 
Elijo el verbo aceptar con mucha intención. Yo me daba cuenta que había algo raro pero me costó mucho reconocerlo, decirlo y decirmelo en voz alta. Durante meses esperé. Quería que todo se acomode rápido y por arte de magia, pero el cambio por si solo no llegaba.
 
En vez de compartirlo, me lo guardé.
Me tragué la angustia y la ansiedad.
 
(No fue liviano ni divertido)

Negué y patee el asunto hasta que me di cuenta que el costo de seguir mirando para otro lado iba a ser peor para todos, espcialmente para él.
 
Reconocerlo me angustió más.
Ya no era una fantasía mia, era una realidad.
 
Mechi, su pediatra nos derivó a una consulta de evaluación y así llegamos a Caro. Una fonoaudióloga amorosa y genial que nos viene acompañando desde agosto. 
 
Ir a lo de Caro fue una de las mejores cosas que nos pasó. Vito la adora y yo también. Hace 3 meses que religionsamente nos vemos todos los martes. Salimos del jardín, nos subimos al auto y la vamos a visitar.
 
Hay muchos avances y todavía mucho por trabajar.
Pero ahí vamos, juntos.
Te comparto esto porque sé lo movilizante que es decirnos y sincerar que hay algo que no ¨esta bien¨. A veces es con un hijo, una pareja, un padre/madre o un trabajo. 
 
En mi experiencia las cosas suelen ser más profundas de lo que creemos, tocan fibras íntimas y despiertan miedos.  
 
Y a priori si, es más fácil minimizar la situación y mirar para otro lado. Pero si hacemos eso durante mucho tiempo, la cosa en vez de mejorar se hace cada vez más oscura, más pesada y más difícil de manejar.
 
Tragarnos la angustia no es gratis.
Creer en soluciones mágicas, tampoco.
 
Si hay algo que te duele hoy, te abrazo, te abrazo de verdad!
Ojalá que de a poco todas podamos encontrar lugares seguros para abrirnos más.
 

(Respiro hondo)
Que news intenso.
 
Aprendizaje nro 43: Me sentía más ansiosa y miedosa antes de escribir este news. Compartir hace bien.
 
Ahora sí, nos leemos el próximo domingo.
Un abrazo grande
Flor
 
Si vos también querés que te acompañe en tu proceso de cambio podés:
 
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Flor Carvutto
 
Mentora de mujeres líderes que buscan reinventarse profesionalmente.
 
Acompañando mujeres valientes y comprometidas desde 2019 ❤️‍🔥
 
Encontrá cuál es ese proyecto laboral que te enciende y está alineado a vos.
 
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