Te comparto esto porque sé lo movilizante que es decirnos y sincerar que hay algo que no ¨esta bien¨. A veces es con un hijo, una pareja, un padre/madre o un trabajo.
En mi experiencia las cosas suelen ser más profundas de lo que creemos, tocan fibras íntimas y despiertan miedos.
Y a priori si, es más fácil minimizar la situación y mirar para otro lado. Pero si hacemos eso durante mucho tiempo, la cosa en vez de mejorar se hace cada vez más oscura, más pesada y más difícil de manejar.
Tragarnos la angustia no es gratis.
Creer en soluciones mágicas, tampoco.
Si hay algo que te duele hoy, te abrazo, te abrazo de verdad!
Ojalá que de a poco todas podamos encontrar lugares seguros para abrirnos más.