Se trabó la puerta de entrada de casa.
O sea, podés entrar y salir… pero medio que es a las patadas (literal).
Todo venía bien, hace tres años que vivimos acá y es la primera vez que pasa algo así.
Fue después de unos días de tormentas y lluvias intensas.
Al principio flasheé que la humedad la había hinchado y por eso rozaba con el marco. En mi cabeza, esa era la razón. Pero pasaron los días y la cosa seguía igual.
Si fuera la puerta de un placard, no me hubiese molestado tanto. Pero esta es la puerta de entrada a casa. Puerta que cruzaba 38 veces en el día y cada abrir y cerrar era una tortura total.
Intenté lijar las partes que más rozaban, pero no hubo ni una mejora.
Lo intenté una, dos, tres veces. Hasta metí un cuchillo.
Nada.