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Armando el contenido de Hacia la Claridad (que fue un programa que di hace poquito) apareció algo importante. Un concepto.
Algo que muchas veces olvidamos,
y que justamente por eso nos termina jugando en contra!
 
La creencia de que la valentía viene sola.
Que nos invade.
Que un día aparece y entonces sí: actuamos SOLO con euforia, determinación, certeza.
 
(Y no hay nada más lejos que eso)
Te invito a parar un toque
y pensar en los cinco momentos más valientes de tu vida.
 
¿Cuáles serían?
¿Qué pasó en cada uno?
¿Qué aprendiste?
 
Personalmente creo que cada acto valiente nos transforma.
¿En qué te transformó cada uno de esos cinco momentos?
¿Qué cambió en vos?¿ En qué creciste?
 
Y ahí es donde quiero traer el tema en cuestión, 
porque la valentía nunca aparece sola.

En cada uno de esos momentos,
¿qué otras emociones recordás que hayan aparecido?
¿Cómo se sintió en el cuerpo ser valiente?

Cuando pienso en mis propios momentos de valentía (tanto personales como laborales)
me acuerdo que tenía muchas ganas
pero también muchísimo miedo:
a que saliera mal,
a que me dijeran que no,
a no poder,
a lastimarme un poco en el intento.
 
En algunos casos la cosa salió como yo esperaba, y en otros no.
(Mi vida, aunque armoniosa y privilegiada tiene varios palazos encima y momentos en donde la pasé un poco mal)
 
Pero aún así, y con mucho riesgo de sonar disneylandia,
de ninguna de esas elecciones y acciones me arrepentí.
Incluso con el diario del lunes las hubiese encarado igual o casi igual.
 
Creer que la valentía solo se compone de una capa de solo emociones lindas es una trampa!
 
Hacer por lo que nos mueve de verdad viene con el combo completo.
entusiasmo y ansiedad,
alegría y dudas,
optimismo y tristeza
y digo tristeza porque a veces esas acciones valientes nos hacen dejar un montón de cosas atrás. Hay duelos en algunos actos de valentía.
 

Y creo que eso es algo que nos cuesta mucho aceptar:
que la valentía siempre va a traer miedo.
Siempre.
Y está bien que sea así.
y es orgánico y natural.
 
Si esperamos a que llegue ese momento en el que todos los planetas se alinean,
en el que todo esté claro,
en el que el miedo desaparezca,
nos vamos a quedar esperando.
nos vamos a morir esperando.
 
Porque ese momento no existe.
 
Las cosas suceden cuando nos animamos a avanzar igual, con miedo, con dudas, pero también con la certeza de que esto es algo que queremos y que es importante para nosotras.
 
Y ojo, no hablo de saltar al vacío.
El cambio se puede planificar.
Podemos hacerlo paso a paso.
 
Pero en todo esto
vamos a necesitar varios momentos de valentía.
Momentos de valentía más chicos,
como sentarse a escribir,
darse tiempo para una,
poner un límite,
hacerse preguntas incómodas,
abrazar los no sé
o simplemente animarnos a mirar lo que duele.
 
Y también momentos de una valentía un poco más grande,
que impliquen diseñar un trabajo que nos haga bien
y animarnos a ir por ello.
 
La valentía no llega sola,
pero cuando llega, tiene el potencial de cambiarlo todo.

Hace unas semanas me entrevistó Tini de Ahoraque en donde entre otras cosas charlamos sobre esto, sobre la valentía, sobre el cambiar y sobre el tetris que es poner el tema en agenda.
 
Si querés poder ver la charla te la dejo abajo.
 

Ahora si,
Un abrazo grande y hasta el próximo domingo.
Flor 
 
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Flor Carvutto
 
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