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Es 15 de julio de 1799 y estás construyendo un fuerte contra los británicos a orillas del Nilo. Es mediodía, hace un calor de narices y maldices el día que a tu jefe, Napoleón, se le metió entre ceja y ceja conquistar Oriente. Estás a punto de desmayarte del sofoco que llevas pero tus hombres parecen contrariados por un descubrimiento. Han encontrado una piedra que no se parece a las demás: ¿basalto? No sabemos qué es capitán, pero parece importante.
 
Entonces los británicos os ganan la guerra, se quedan con la piedra Rosetta y continuan expoliando y pillando maldiciones. Menos mal que los franceses consiguieron hacer el equivalente a las fotocopias de su época y varios años después otro francés lo descifró todo. 
 
Pasarás a la historia como la persona que descubrió el código que ayudará a descifrar el lenguaje del antiguo Egipto. Y parecía un día de verano cualquiera.
 
Pero ¿a qué viene este despliegue de historia? (os preguntaréis) pues porque conviene poner un poco de perspectiva antes de deciros que cada vez estamos más cerca de encontrar la piedra Rosetta del reino animal.
 
Y ahora, sigamos repartiendo conocimiento:

🐋  PROYECTO CETI, UNA IA PARA COMUNICARSE CON LAS BALLENAS
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Estaremos todos de acuerdo que, como salto evolutivo, el lenguaje nos fue muy útil. Cuando aún competíamos con otras especies por sobrevivir y perpetuar nuestro legado genético, imaginad la ventaja que supuso poder decir: chavales, se me ha ocurrido un tremendo plan para cazar a esos mamuts, sin morir en el intento.
 
Los animales también han desarrollado un lenguaje para compartir datos útiles para su supervivencia, lo que pasa es que no entendemos ni torta.
 
Eso puede cambiar gracias al Proyecto CETI. Las siglas evocan a SETI, que desde 1960 escanea el cielo en busca de señales de vida extraterrestre (spoiler: en 63 años no han detectado nada). 
 
Todo este empeño en hallar vida «inteligente» en otros planetas radica en encontrar otra especie con la que comunicarnos ¿pero y si lo hemos hecho mal todo el rato? Hemos entrenado a orcas para hacer espectáculos ridículos, enseñado a loros a montar en bicicleta y llamado a nuestros perros Chispas o Ronchín. Hemos hecho todo eso en vez de tratar de derribar la barrera que separa la comunicación entre especies. 
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Ronchín pensado en sus pensamientos.
El Proyecto CETI se basa en alimentar a la inteligencia artificial con más de 4000 millones de codas (los chasquidos que emiten los cachalotes) para que ayude a descifrar sus comunicaciones, que son similares al código Morse. Es un proyecto a 5 años que se desarrolla en la isla de Dominica y cuenta con más de 16 científicos de distintas disciplinas.
 
Los cachalotes tienen los cerebros más grandes del reino animal, (seis veces más grandes que los nuestros) por lo que cuando dos ejemplares emiten ruidos durante un periodo prolongado, ¿no está claro que se están diciendo algo? ¿y si los cantos de las ballenas no son más que maldiciones gitanas más que merecidas por tantos siglos de maltrato?
 
La urgencia es máxima, hay que resolver estas dudas cuanto antes.
 
Si esta versión zoológica de Google Translate prospera ¿lo utilizaremos para crear un sentido más profundo de parentesco o lo enfocaremos al control y domesticación de especies salvajes? La pregunta era retórica.

⛵  LOS MISTERIOSOS ATAQUES DE LAS ORCAS
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Las orcas son cetáceos de la familia de los delfínidos, de hecho son los “delfines” más grandes. No son ballenas y desde luego no son asesinas. Lo que pasa es que son muy listas, y eso nos aterra.
 
En 2020 empezaron las interacciones de estos animales con veleros en las costas de España y Portugal, más de 150 casos calificados por los medios como «ataques» que se traducen en persecuciones, embestidas, golpes o roturas de timón.
 
La neurocientífica Lori Marino, presidenta del Whale Sanctuary Project, es una de las pocas personas que ha visto el interior del cerebro de una orca para poder estudiarlo. Lori cree que llevamos toda la vida malinterpretando a la especie, al tratar de encasillar su comportamiento en categorías simples como buenas o malas, agresivas o pacíficas.
 
El lenguaje utilizado tanto por los medios, como por Salvamento Marítimo suele ser acusador y capcioso, algo que preocupa a los científicos ya que pueden provocar la persecución de las orcas, que bastante tienen con estar en peligro de extinción como para que ahora venga Manuel y se queje de que le han roto la pala del timón de su velero mientras veraneaba por Conil.
 
Se abrió una investigación de ciencia marina forense para llegar a la conclusión de que no eran ataques orquestados, sino un juego.
 
Su fuerza descomunal podría hundir un yate en menos de 3 minutos, pero no lo hacen. Son juguetonas, no hay más. Aunque para algunos sea un juego aterrador.
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-¿Alguna declaración? 
- Estamos tranquilas, como dice el refrán… Dios aprieta pero no a-orca.

😁  EL RETORNO DEL VELL MARÍ A BALEARES
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A balazos, a garrotazos, a base de golpes con el palo de un timón, acuchilladas, a hachazo limpio… así fue como los pescadores de Baleares, que pretendían el mar para ellos solos, masacraron a las colonias de focas monje (Monachus monachus) que quedaban. Las pocas que conseguían sobrevivir, se echaban la siesta tan tranquilamente en un lugar poco concurrido y eran sorprendidas desde lo alto de los acantilados por gente que les lanzaba rocas. Cuando ya no podían estar a salvo en ninguna playa, se escondieron en cuevas que dinamitaron también.
 
Era tal la animadversión hacia estos animales que inventaron un collar de hierro con puntas que se clavaba en su garganta cuando intentaba meter la cabeza en una nasa de pesca.
 
Cuando nos ponemos… a creativos no nos gana nadie. A sádicos tampoco.
 
Hubo focas monje en la costa menorquina, sobretodo en lo que es ahora la Reserva Marina del Norte, donde solemos bucear. Éstas no han desaparecido del todo ya que alguna cueva lleva su nombre (Cova d'es Vell Marí). Ojalá protejamos esos espacios para que si reaparecen, sepan volver a casa.
 
Uno de los últimos registros menorquines fue este ejemplar que murió ahogado en una red en Ciutadella. A partir de 1958 podemos considerar su extinción en las Baleares.
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Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. (Lucas 23, 34)
Pero no vayáis a por vuestro vaso de cicuta aún, que hay buenas noticias: durante el último año, parece que la foca is back.
 
A pesar de la falta de observaciones directas, los resultados de las analíticas de agua recogidas en Cabrera y sa Dragonera han confirmado la presencia de ADN de foca monje en aguas mallorquinas. Las investigaciones se enmarcan dentro del proyecto 'Spot the Monk' ('Localiza la foca monje') liderado por la profesora Elena Agneses Valsecchi de la universidad de Milano Bicocca en colaboración con el IMEDEA.
 
Por lo que haberlas, haylas. Aunque tengamos que ir en plan detectives buscando restos de sus cacas.

Para acabar, queremos dejar constancia por escrito que si cierto animal fusiforme reaparece en nuestras costas y llegamos a ver alguno, os deleitaremos con un bailecito como el de los mozos que vienen a continuación. Que a veces, cuando entra en juego el más absoluto ridículo suceden milagros. Nos iremos aprendiendo la coreografía por si acaso.
 
Gracias por leernos y ¡hasta la próxima!
 
 
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